Restaurante Zarracín

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Restaurante Zarracín en pleno centro de Madrid

El sábado por la noche tuvimos el inmenso placer de cenar en uno de los mejores restaurantes en los que he estado de Madrid. El restaurante Zarracín, un lugar único donde la degustación de cualquiera de sus platos es un placer que va más allá de los cinco sentidos. Tanto el trato con el cliente, la materia prima y la calidad de la elaboración de sus platos hacen del Zarracín, un lugar imprescindible en la ruta gastronómica de la capital.

Comenzamos eligiendo el pan que deseábamos, Alfredo, el maître nos facilitó y nos aconsejó en todo momento, en mi caso, elegí el pan de nueces y pude degustar su aceite virgen extra ecológico que tenía un sabor riquísimo.

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Empezamos a abrir boca con una crema de calabaza trufada con sal de oliva negra, más tarde una ensalada de canónigos y trampantojo de salmorejo (un sabor riquísimo y una forma innovadora de presentar el salmorejo).

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Después de la ensalada pasamos a las croquetas de jamón con tomate con puerro confitado, no sólo el tamaño y la forma eran exquisitos si no su sabor y la melosidad de su bechamel. Seguramente las mejores croquetas que haya probado en la capital.

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Dejando a un lado las croquetas llegó un innovador plato de patatas paja con chistorra acompañado de huevo poché (el cuál nos preparó in situ el camarero), una mezcla de sabor en nuestras bocas.

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El plato estrella, sin duda, fue su merluza al vapor infusionada con ginebra wint sobre una base de risotto de cuscus y boletus hedulis, una mezcla de sabor increíble en nuestros paladares.

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El último plato salado de la noche fue el lomo alto marinado, materia prima elevada a máxima calidad. Una carne tierna cocinada delante de nuestros propios ojos.

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Pasando a los dulces, probamos la única tarta de queso cocinada al vapor en Madrid y un falso brownie cocinado sin harina cocinado con un 55% de pureza del chocolate.

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Por último, Jonathan, pudo aconsejarnos en cuanto a materia licorera y disfrutamos de dos ginebras premium.

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Un lujo para nuestros paladares en el numero 106 de la Calle San Bernardo.

Restaurante Zarracín